Anamnesis y registro de actividad con Wearables.
Propuesta de valoración mediante el programa SOFTEID®
Aguilera, J; Heredia, JR y Peña, G. (2015).
Instituto
Internacional de Ciencias del Ejercicio Físico y la Salud (IICEFS).
1.- Introducción a la anamnesis.
2.- El historial clínico del
paciente.
3.- Registro de actividad y
hábitos mediante wearables.
4.- Análisis de los datos
mediante el programa SOFTEID®.
5.- Conclusiones.
6.- Webgrafía y bibliografía.
1.-
INTRODUCCIÓN A LA ANAMNESIS.
Uno
de los objetivos de la valoración funcional es el registro del estado anatómico
y fisiológico de sus estructuras, por ello, realizamos infinidad de pruebas,
test, mediciones... con el fin de buscar los “culpables” de la situación actual
de nuestro evaluado, o bien, establecer nuestro punto de partida. Sin embargo, en
ocasiones, no somos capaces de identificar esos “culpables” ya que no solemos
indagar en el origen del problema, que no suele ser otro que sus hábitos de
vida o su historial clínico (lesiones, Actividades de la Vida Diaria-AVD,
Actividades de la Vida Laboral-AVL, Actividades Físico Deportivas-AFD, etc).
La
anamnesis, se establece como el conjunto de los datos clínicos relevantes de un
paciente, y por lo tanto, como el punto de partida de cualquier valoración
funcional.
A
lo largo de esta entrada abordaremos la terminología y los ítems que debe contemplar
cualquier historial, así como la presentación de un modelo de registro y su ejemplificación
mediante el programa SOFTEID® (Software para la Evaluación Integral
del Deportista).
2.-
EL HISTORIAL CLÍNICO DEL PACIENTE.
El
término historial clínico, proviene del área médica a mediados del siglo XX, y
era entendido como el conjunto de documentos elaborados en dicha relación, médico-paciente.
En la actualidad, podemos encontrar gran variedad de términos, a los cuales se
les asocia la misma terminología (historial de salud, entrevista, cuestionario
médico-deportivo, etc.).
Siguiendo
con el área médica, el historial clínico, “es el único documento válido desde
el punto de vista clínico y legal”. Evidentemente, dentro de nuestras
competencias profesionales no podemos establecer diagnósticos médicos sobre
nuestros “pacientes”, pero sí que podemos y debemos, conocer el estado actual
de salud de nuestros sujetos, para poder “prescribir” con ciertas garantías de
calidad e individualización.
Por
lo tanto, pese a no tener capacidad legal de emitir juicios médico-clínicos, sí
que podemos pasar una batería de preguntas que nos ayuden a conocer y a
encuadrar a nuestro deportista en unos parámetros de normalidad o anormalidad,
así como para detectar posibles factores predisponentes.
En todo historial clínico, encontramos
los siguientes apartados:
- La
anamnesis.
- Exploración
física o clínica.
- Pruebas
o exámenes complementarios.
- Juicios
de valor que el propio médico extrae de los documentos que él elabora;
para fundar un diagnóstico, prescribir el tratamiento y, finalmente, dejar
constancia del curso de la enfermedad.
- Tratamiento.
Según
la RAE, la anamnesis, es “el conjunto
de los datos clínicos relevantes y otros del historial de un paciente”, el diagnóstico se entiende como “la recogida
y análisis de datos para evaluar problemas de diversa naturaleza”, debiendo
diferenciar para ello los signos
(datos objetivos y por lo tanto cuantificables) de los síntomas (datos subjetivos pero reveladores de algún indicio o
fenómeno). Y por último, el juicio de
valor (opinión final emitida proveniente de la recogida de datos previa) y
el tratamiento (conjunto de medios
que se emplean para curar o aliviar una enfermedad, algia o patología).
Si
aplicamos todo este argot médico a nuestro campo del entrenamiento,
efectivamente debemos realizar una anamnesis para conocer el estado inicial de
salud. A partir de aquí, podremos realizar un diagnóstico, es decir, realizar
pruebas y test anatomo-funcionales para valorar el estado de aquellas
deficiencias encontradas, o bien, para derivar a un especialista que certifique
la buena aptitud del sujeto para la posterior práctica deportiva.
Los objetivos de la valoración inicial, ampliando lo establecido según Vicente
Ferrer (2002), serían:
1)
Identificar
a las personas que deberían tener prohibido hacer ejercicio.
2)
Conocer
a las personas que deberían hacerlo bajo supervisión médica.
3)
Disminuir
todo lo posible el riesgo que existe en el momento de la práctica deportiva.
4)
Identificar
a las personas que tienen factores de riesgo.
5)
Detectar
posibles limitaciones o anomalías para la práctica deportiva.
6)
Obtener
información sobre los datos personales, la condición física, los hábitos de
vida (de la vida diaria, laboral, deportiva y nutricional), así como su experiencia.
7)
Prescribir
correctamente la dosis de ejercicio, respetando el principio de
individualización.
8)
Valorar
la evolución y el progreso del evaluado.
Tras
revisar los distintos modelos de anamnesis e historiales clínicos (médicos,
atención primaria, fisioterapia, deportivos, nutricionales, etc) y con la
intención de conocer los posibles factores de riesgo asociados a la práctica física,
consideramos que los apartados del historial clínico-deportivo, deberían ser:
1.-
Datos personales.
2.-
Patologías e historial médico-deportivo:
2.1.- Patologías y enfermedades.
2.2.- Historial médico:
·
Antecedentes
personales.
·
Antecedentes
familiares.
2.3.-
Historial deportivo (lesiones previas).
3.-
Hábitos de vida:
3.1.-
Hábitos de vida deportiva (AFD).
3.2.-
Hábitos del estilo de vida y laborales (AVD-AVL).
3.3.-
Hábitos nutricionales (AVN).
3.3.1.- Analítica de sangre.
3.4.-
Medidor de actividad.
4.-
Objetivos personales, disponibilidad y preferencias.
Imagen 1.- Programa SOFTEID
versión beta. Registro de los datos personales.
El
historial clínico nos permitirá encasillar y delimitar cómo está nuestro
deportista de una forma rápida, sencilla y económica, para posteriormente
comprobar los avances, o bien, establecer ciertas recomendaciones de tipo
higiénico-sanitarias.
3.- REGISTRO DE
ACTIVIDAD Y HÁBITOS MEDIANTE WEARABLES.
Actualmente
existe un incipiente auge en la utilización de wearables. Esta tecnología “ponible”
hace referencia al conjunto de aparatos y dispositivos electrónicos que se
incorporan en alguna parte de nuestro cuerpo, interactuando con el usuario en
el registro y cuantificación de las Actividades de la Vida Diaria (AVD), las
Actividades de la Vida Laboral (AVL), las Actividades Físico-Deportivas (AFD),
e incluso, con nuestras Actividades Nutricionales (AVN).
Existiría
una incongruencia por nuestra parte, si sólo somos capaces de medir y
cuantificar las horas de ejercicio físico o deporte en nuestros entrenados, ya
que dicho registro oscilaría entre un 1% y un 8% de las horas semanales. Por
ello, son de gran interés tanto los wearables como aquellos programas que nos
ayudan a controlar nuestra alimentación, permitiendo ampliar este porcentaje de
actividad y de hábitos alimenticios hasta el 100%.
El deseo por
lograr comprender mejor la relación entre actividad física y salud, así como
poder explicar el drástico aumento en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en
jóvenes y adultos, ha centrado la atención en la necesidad de mejorar las
herramientas utilizadas para cuantificar los niveles de actividad física (Santos-Lozano,
2012).
El desarrollo tecnológico ha permitido
generar instrumentos fáciles de utilizar y que, de una manera objetiva, valoran
el nivel de actividad física diaria. Por ejemplo, en la década de los noventa
del pasado siglo XX, el monitor de frecuencia cardíaca fue ampliamente
utilizado, siendo el método de elección preferido por muchos investigadores para medir la intensidad de la
actividad física por medio de los latidos por minuto del corazón. Sin embargo,
se desarrolló el empleo de los podómetros, que miden la actividad física de
forma también objetiva contabilizando el número de pasos por día, pero carecen
de la posibilidad de cuantificar su intensidad. Por eso, en los últimos años se ha incrementado la
popularidad y el empleo de los acelerómetros como herramientas objetivas de
cuantificación de la actividad física en distintas poblaciones, proporcionando
información relativa sobre la intensidad, la frecuencia y la duración de la
actividad física desarrollada de la persona que lleva el monitor
(Santos-Lozano, A. y Garatachea, N., 2012), así como sus horas de descanso y la
tipología del mismo.
3.1.- REGISTRO AVD-AVL-AFD.
Actualmente,
existe gran variedad de modelos, según la casa comercial (Polar, Garmin, LG,
Huawei, Samsung, Nike, HTC, Jawbone, Fitbit, Withings, etc) y las funciones que
presenta (sumergibles, con o sin medidores de Frecuencia Cardíaca incorporados,
con software para el teléfono y/o mediante plataformas online, etc).
La
principal ventaja de esta tecnología
estriba en que nos permite conocer las “24 horas tipo” de los hábitos de vida
de nuestro entrenado, pudiendo establecer recomendaciones reales con los
datos obtenidos.
Entre
las funciones principales que nos
aportan estos dispositivos, podemos encontrar:
- Registro del número de horas de sueño (distinguiendo reparador y no reparador).
- Registro del número de horas sentado o de inactividad (con alertas de inactividad).
- Registro del número de horas de Actividad Física, según su intensidad: leve, moderada o intensa.
- Otras mediciones: saturación de oxígeno, Kcal, número de pasos, escaleras subidas, frecuencia cardíaca (incorporada en algunos dispositivos mediante uno, dos o tres sensores led, o bien, mediante un medidor de pulsaciones externo), alarmas, etc.
Imagen 2.- Intensidades medidas, principales registros y
ejemplos de dispositivos (Polar Loop y Polar M400).
Imagen 3.- Registro semanal de las AVD y AFD (Polar Loop).
3.2.- REGISTRO NUTRICIONAL.
Por
otro lado, podemos suplementar el registro de las actividades con la
cuantificación de nuestro “modelo
nutricional”. Para ello, existe gran cantidad de aplicaciones móviles, que
incluyen un lector de códigos de barra el cual nos ayuda a establecer una base
de datos de nuestra lista de la compra, así como a cuantificar las Kcal reales
que consumimos diariamente, simplemente introduciendo el tipo y la cantidad de
alimentos que ingerimos.
Imagen 4.- Programa Fatsecret (izquierda) y MyFitnessPal
(derecha).
Actualmente,
sin necesidad de realizar una gran inversión, podemos controlar las 24 horas de
nuestro evaluado, lo que hasta ahora era imposible, muy difícil o simplemente
se reducía a una conversación o a registros subjetivos por parte del técnico o
entrenador.
Medidor de Actividad +
Pulsómetro + Registro Nutricional =
Control exhaustivo de nuestro entrenado las
24h/día/online
4.- ANÁLISIS DE LOS
DATOS MEDIANTE EL PROGRAMA SOFTEID®
El programa SOFTEID® (Software para la Evaluación Integral
del Deportista), está
dividido en cuatro grandes bloques (Anamnesis, Antropometría, Evaluación
Estática y Evaluación Dinámica), dentro de los cuales se registran hasta quince
pruebas de valoración. Estas valoraciones son propuestas para ser realizadas en
seis días, atendiendo al material necesario y a los objetivos pretendidos por
el usuario.
Pese a estar en la versión beta, a continuación se muestran los apartados registrados
en el historial clínico del paciente desarrollado en el punto dos.
Imagen 5.- Propuesta de Evaluación
Integral del Deportista (SOFTEID®).
Imagen 6.- SOFTEID, versión beta. Datos personales.
Imagen 7.- SOFTEID, versión beta. Historia clínica: patologías y
enfermedades.
Imagen 8.- SOFTEID, versión beta. Historia
clínica: antecedentes personales y familiares.
Imagen 9.- SOFTEID, versión beta. Historia
clínica: lesiones deportivas.
Imagen 10.- SOFTEID, versión beta. Historia deportiva: antecedentes.
Imagen 11.- SOFTEID, versión beta. Historia
deportiva: motivaciones y objetivos personales.
Imagen 12.- SOFTEID, versión beta. Historia
deportiva: disponibilidad y preferencias.
Imagen 13.- SOFTEID, versión beta. Hábitos de vida y laborales.
Imagen 14.- SOFTEID, versión beta. Hábitos nutricionales.
Ejemplos de cuestionarios en
PDF:
5.-
CONCLUSIONES.
- La anamnesis o el historial clínico-deportivo debe ser el primer documento o registro de nuestro evaluado sobre el que diseñar y establecer la dosis individual de nuestro entrenamiento.
- Los wearables nos permiten conocer los hábitos de vida de nuestro entrenado las 24 horas del día, pudiendo establecer recomendaciones reales con los datos obtenidos.
- El evaluador tendrá una herramienta sobre la que justificar y guiar el diseño de un programa individualizado de ejercicios, consiguiendo una mayor implicación y comprensión por parte del paciente.
Debemos
tener muy presente, que la historia clínica como tal, pertenece al campo de la
medicina, pero nosotros como profesionales del ejercicio físico también podemos
emitir “nuestro juicio de valor”, así como recomendar y aplicar “nuestro
tratamiento”, siempre y cuando respetemos las competencias profesionales.
El
trabajo multidisciplinar siempre enriquece nuestra labor y nuestro aprendizaje,
por lo tanto, debemos mantener una actitud abierta y reflexiva con los
distintos profesionales que nos rodean.
“El
trabajo en equipo es el combustible que permite que gente común
alcance
logros extraordinarios”
6.-
WEBGRAFÍA Y BIBLIOGRAFÍA.
WEBGRAFÍA
(Wearables):
BIBLIOGRAFÍA:
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- American Heart Association. Exercise standars. A statement for healthcare professionals from the american heart association. Circulation 2001; 91: 580-615.
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Todos los enlaces que compartes nos viene genial de cara al futuro, los guardo en favoritos para cuando tenga tiempo, gracias!
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